Bolívar nos habla sin medias tintas de la
realidad de muchas jovencitas colombianas, que ven una salida muy fácil a su
pobreza en sumirse en el mundo de los narcos o "traquetos", y
venderles su dignidad a cambio de algo tan vano como el dinero
"A los catorce años, Catalina se dio cuenta de que
la prosperidad de las niñas de su barrio dependía del tamaño de sus tetas.
Quienes las tenían pequeñas, como ella, tenían que resignarse a vivir en medio de las necesidades. Por su parte, las
que tenían mas pecho, como muchas de
sus amigas, porque se las habían operado a pesar de ser menores de edad , se han convertido en
el objeto de deseo de estos delincuentes sin alma, que las mantienen a ellas y
a sus familias por un rato de placer y se pasean por la vida en
lujosas camionetas, presumiendo su existencia y haciendo que las otras chicas
agonicen de envidia.
Fue por esto que
Catalina, harta de ver como sus amigas, como Paola, Jessica o Vanessa, que lograron convertirse en “amigas” de
narcos, y ahora gracias a eso ganan
mucho dinero, pueden comprarse toda la ropa del mundo, pueden ayudar a sus
familias y todo por tener un busto grande, se propuso, como única
meta en la vida, conseguir, a como diera lugar, el dinero necesario para
implantarse un par de tetas de silicona que no cupieran en las manos abiertas
de ningún hombre.
Pero nunca pensó que,
contrario a lo que ella creía, sus prótesis no serían el cielo de su felicidad
ni el instrumento de su enriquecimiento sino su tragedia personal y su infierno
más íntimo. Poco a poco, Catalina irá cayendo en el sórdido y peligroso mundo
del narcotráfico, el crimen y la prostitución."
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