SINOPSIS
Barcelona,
1957. Daniel Sempere y su amigo Fermín, los héroes de La Sombra del
Viento, regresan de nuevo a la aventura para afrontar el mayor
desafío de sus vidas. Justo cuando todo empezaba a sonreírles, un
inquietante personaje visita la librería de Sempere y amenaza con
desvelar un terrible secreto que lleva enterrado dos décadas en la
oscura memoria de la ciudad. Al conocer la verdad, Daniel comprenderá
que su destino le arrastra inexorablemente a enfrentarse con la mayor
de las sombras: la que está creciendo en su interior.
Rebosante
de intriga y emoción, El
Prisionero del Cielo es
una novela magistral donde los hilos de La
Sombra del Viento y El
Juego del Ángel convergen
a través del embrujo de la literatura y nos conduce hacia el enigma
que se oculta en el corazón del Cementerio de los Libros Olvidados.
CITAS
DEL LIBRO
“Siempre
he sabido que algún día volvería a estas calles para contar la
historia del hombre que perdió el alma y el nombre entre las sombras
de aquella Barcelona sumergida en el turbio sueño de un tiempo de
cenizas y silencio. Son páginas escritas con fuego al amparo de la
ciudad de los malditos, palabras grabadas en la memoria de aquel que
regresó de entre los muertos con una promesa clavada en el corazón
y el precio de una maldición. El telón se alza, el público se
silencia y, antes de que la sombra que habita sobre su destino
descienda de la tramoya, un reparto de espíritus blancos entra en
escena con una comedia en los labios y esa bendita inocencia de
quien, creyendo que el tercer acto es el último, nos viene a narrar
un cuento de Navidad sin saber que, al pasar la última página, la
tinta de su aliento lo arrastrará lenta e inexorablemente al corazón
de las tinieblas”
“El
Fermín bromista que me gustaba recordar estaba en aquellos días en
retirada y en su lugar parecía haber tomado su puesto un hombre
atormentado por preocupaciones y malos vientos que no quería
compartir. A veces, cuando él creía que nadie le veía, me parecía
que se encogía por los rincones y que la angustia se lo comía por
dentro. Había perdido peso y, habida cuenta de que casi todo en él
era cartílago, su aspecto empezaba a ser preocupante. Se lo había
comentado un par de veces, pero él negaba que hubiese problema
alguno y escurría el bulto con excusas peregrinas”.
“-¿Señor
Martín?-¿Quién es Isabella? Estaba usted hablando de ella hace un
momento.
Martín
le miro largamente.
-Isabella
es lo único bueno que queda en este mundo de mierda-respondió con
una aspereza inusual en él-. Si no fuera por ella, valdría la pena
prenderle fuego y dejar que ardiese hasta que no quedasen ni las
cenizas.”
“-A
veces uno se cansa de huir-dijo Fermín- El mundo es muy pequeño
cuando no se tiene a donde ir”
“En
esta vida se perdona todo menos decir la verdad”
“-Dígame
¿Hay algo que usted no sepa Fermín?
-Patada
de cosas. Pero la que hace días que se me ha atascado en el filtro
es por qué tiene usted tratos con ese cretino endiosado. La gente
como él son la grangrena de este país.
-Gente
como él los hay en todas partes, Fermin. Nadie tiene la patente.
-Pero
sólo aquí nos los tomamos en serio.”
“Fermín
guardó silencio. No quería poner en duda las palabras de Martín,
pero sólo oyéndole hablar de ella no le cabía la menor duda de que
aquella señorita o señora era lo que el pobre Martín más quería
en aquel mundo, probablemente la única cosa que lo mantenía vivo en
aquel pozo de miseria. Y lo más triste, era que probablemente no se
daba ni cuenta”
“Hay
épocas y lugares en los que no ser nadie es más honorable que ser
alguien”
“-¿Quiere
que le oiga en confesión?-preguntó de pronto el cura-Ahora sin
bromas.
-No
se ofenda, padre, pero es que yo en estas cosas no acabo de creer...
-Pero
a lo mejor Dios cree en usted.
-Lo
dudo.
-No
hace falta creer en Dios para confesarse. Es algo entre usted y su
conciencia. ¿Qué tiene que perder?”
“Mi
padre siempre nos decía a mi y a mis hermanos que eramos unos
inútiles y que íbamos a acabar de picapedreros. Y aquí me tiene
más chulo que un ocho. Triunfar en la vida cuando la familia cree en
uno y lo apoya no tiene mérito”
“Un
buen mentiroso sabe que la mentira más efectiva es siempre una
verdad a la que se le ha sustraído una pieza clave”
“Sus
ojos estaban prendidos en Fermín y supe que ella siempre vería en
él a aquel campeón que la había salvado de un macarra de poca
monta y que, probablemente, tras veinte años en la calle, era el
único hombre que había conocido que valía la pena”
“La
novia vestía de blanco y, aunque no lucía grandes alhajas ni
adornos, no ha habido en la historia una mujer que fuese más hermosa
a ojos de su prometido que la Bernarda aquel día primero de febrero
reluciente de sol en la plaza de la iglesia de Santa Ana”